En La Jornada leí un excelente relato de Julio Cortázar (¿Encontraría a la Maga?, léanlo, ¡es genial!) e inmediatamente fui transportado a su París, a ese París clásico, chic y premoderno en el cual no habia TGV, ni Vélib, y, por supuesto, no habia computadoras personales ni Internet.
Desde que lo (la) conoci (Enero 1996) no he dejado de adorarlo (la), pero ahora que vivo lejos de mi Mexiquito simplemente no veo mi vida sin él (ella?).
Ya sea hablar por telefono usando Skype y chatear con mis amigos y familiares, hasta bajar música, ver videos y películas, leer mis libros electronicos de matemáticas y enviarle flores a mi novia (que esta en México) para este 14 de Febrero...
¿Cómo le habrá hecho Cortázar para saber los horarios del metro y del RER?, ¿y para no ir al banco y manejarlo todo en linea? ¿O para saber si mañana va a nevar en la Ville Lumière? Quizá antes todas estas cosas no eran necesarias y por ello, de vez en cuando, trato de engendrar la nostálgia en mi y le envio cartas de amor a mi novia por correspondencia tradicional, en vez de usar la celeridad del cómodo e-mail.
Quizá haya cosas que nunca cambian, como un buen paseo por el Sena o un timbre cancelado por la oficina postal de París.
Ruperto y el faro...
Hace 14 años.
eres un romántico de lo peor!
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