Resulta que estas fueron mis calificaciones al terminar el primer semestre en ESFM:
Calculo I=10, Algebra I= 8, Fisica I= 9, Geometria= 5...
A pesar de ese feo 5, mis compañeros me alentaron a intentar el cambio de escuela, y después de repetirme hasta el cansancio que una materia reprobada era poca cosa, hasta me llené de optimismo y lo intenté. Esas fueron unas largas vacaciones de verano.
Por fin llegó el lunes en el que
según iban a dar a conocer los resultados de los cambios de escuela... y digo según por que fueron 4 días de zozobra (mi México lindo y querido y burocráticamente inútil) después de los cuales se dio el siguiente diélogo entre una secre del Poli y mi persona:
Secre: Tú cambio no procedió, lo siento. Aquí está tu circular.
Cristhian (con todo su futuro aplastado, con un nudo en la garganta y ganas de llorar): Bueno, gracias; ya ni modo (aún recuerdo ese sentimiento sobrecogedor).
Secre: ¿Ya te fuiste a inscribir a tú antigua escuela? Hoy es el último día de inscripciones; si no lo haces perderás el semestre.
Total que llegue con el amable personal del H. Depto. de Control Escolar de la ESFM, elegí mis grupos del segundo semestre (todos los cursos por la mañanita,
of course) y a la hora de irme a inscribir, recibí una sorpresa: ¡todos los grupos de la manaña ya estaban llenos! Sin embargo el amable encargado (Betancourt, para el que se acuerde) me proporcionó varias opciones:
Encargado: Llegas tarde, todos los grupos de la mañana estan llenos.
Cristhian: Pero es que había pedido mi cambio y hasta hoy me dieron mi dictamen, yo no sabía (realmente no sabía jejeje, no estaba fingiendo demencia) y es que vivo muy lejos y...
Encargado: Sólo estan disponibles los grupos 2L4 y 2L5 en la tarde.
Cristhian: Pero...
Encargado: ¡Dije 2L4 ó 2L5!
Para ese entonces, lo que menos me importaba era elegir entre el 2L4 o el 2L5; creo que elegí al azar en ese mismo momento. Otro tipo de preguntas mantenian ocupadas a mis neuronas, tales como:
¿Qué va a ser de mí vida?, ¿Qué les voy a decir a mis papás?Mi bienvenida al segundo semestre en ESFM:
deprimido, por no haber obtenido mi cambio;
solitario, pues todos mis amigos y compañeros se habian reinscrito en la mañana;
desesperanzado, pues mi padre había perdido su empleo (¡Gracias Fox!) y mi familia me habia condicionado el apoyo escolar:
si repruebas te sacamos y te pones a trabajar;
infelíz, pues no estaba yo estudiando lo que me interesaba y gustaba;
sobrecargado, pues se me ocurrió cursar
todas las materias de segundo semestre y recursar la materia de geometría...
Ese fue uno de los periodos más difíciles de mi vida, en el cual rompí parte del cascarón que me protegía y comencé a ver que la vida no es siempre color de rosa.