domingo, 7 de junio de 2009

Selección artificial

Hace tres días fuí a Alemania; Alemania me da miedo. Más allá de sus días tristes, frios, brumosos y lluviosos, de las pandillas neonazi patrullando la ciudad con bulldogs, lo que me hace sentir incómodo es el control del flujo de personas en sus fronteras.
Mi primera vez (jejeje) fue en el aeropuerto de Schönefeld, en Berlín. De un vuelo proveniente de Madrid, nos seleccionaron a los latinos ("mira pinche Malinche, lo Cortéz no quita lo Cuauhtemoc") y a mi me detuvieron para una revisión preventiva: desempacaron absolutamente todas mis cosas; hasta me dió la impresión de que querían partir en dos las hojas de mis libros para encontrar algo.
Total que para no hacer el cuento largo, no me dejaron ir hasta que firmé un papel en el que me comprometía a llevarles a su oficina mi boleto de regreso a México en un plazo no mayor a 3 días, bajo pena de persecución policial.
El jueves en el tren de alta velocidad de París a Köln (llamado Thalys, se los recomiendo), al entrar a Alemania por la ciudad de Aachen (o Aix-la-Chapelle en Francés) ¡llegó nuevamente el equipo de control de fronteras! Realmente estos cabrones intimidan y son prepotentes (o alomejor yo soy muy débil, quien sabe). Mi pasaporte fue requerido, pero solo mostré mí título de residencia Francés. Nuevamente me exigieron mi pasaporte... cabrones, ¿qué no dice ahí que vivo en Francia?, olvidé mi pasaporte, perdón, aqui esta mi boleto de regreso a París, para que no les queden dudas meine freunde.
Europa vive una nueva ola de xenofobia propulsada principalmente por la actual crisis economica (¿dónde quedó el Laissez faire, laissez passer?), lo cual hace que a diario muchas personas tengan miedo... miedo de perderlo todo.

1 comentario:

  1. A veces me gusta creer que ahora el proceso de colonización es a la inversa: nosotros hacia allá. Supongo que es a lo que le temen. Mira, por ejemplo, las medidas que toma ahora Canadá.

    Un abrazo.
    Rubén.

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